sábado, 30 de marzo de 2013

El día en que Cristo murió y resucitó


Domingo de Resurrección


La Resurrección es fuente de profunda alegría. A partir de ella, los cristianos no podemos vivir más con caras tristes. Contempla los lugares donde Cristo se apareció después de Su Resurrección
 
Domingo de Resurrección

Importancia de la fiesta

El Domingo de Resurrección o de Pascua es la fiesta más importante para todos los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús es cuando adquiere sentido toda nuestra religión.

Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo. En la Misa dominical recordamos de una manera especial esta gran alegría. Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo resucitado y que permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo.

La Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas entre otras, son el sepulcro vacío y las numerosas apariciones de Jesucristo a sus apóstoles.

Cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos celebrando también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte.

En la resurrección encontramos la clave de la esperanza cristiana: si Jesús está vivo y está junto a nosotros, ¿qué podemos temer?, ¿qué nos puede preocupar?

Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la Resurrección, pues podemos estar seguros de que, después de una corta vida en la tierra, si hemos sido fieles, llegaremos a una vida nueva y eterna, en la que gozaremos de Dios para siempre.

San Pablo nos dice: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” (I Corintios 15,14)

Si Jesús no hubiera resucitado, sus palabras hubieran quedado en el aire, sus promesas hubieran quedado sin cumplirse y dudaríamos que fuera realmente Dios.

Pero, como Jesús sí resucitó, entonces sabemos que venció a la muerte y al pecado; sabemos que Jesús es Dios, sabemos que nosotros resucitaremos también, sabemos que ganó para nosotros la vida eterna y de esta manera, toda nuestra vida adquiere sentido.

La Resurrección es fuente de profunda alegría. A partir de ella, los cristianos no podemos vivir más con caras tristes. Debemos tener cara de resucitados, demostrar al mundo nuestra alegría porque Jesús ha vencido a la muerte.

La Resurrección es una luz para los hombres y cada cristiano debe irradiar esa misma luz a todos los hombres haciéndolos partícipes de la alegría de la Resurrección por medio de sus palabras, su testimonio y su trabajo apostólico.

Debemos estar verdaderamente alegres por la Resurrección de Jesucristo, nuestro Señor. En este tiempo de Pascua que comienza, debemos aprovechar todas las gracias que Dios nos da para crecer en nuestra fe y ser mejores cristianos. Vivamos con profundidad este tiempo.

Con el Domingo de Resurrección comienza un Tiempo pascual, en el que recordamos el tiempo que Jesús permaneció con los apóstoles antes de subir a los cielos, durante la fiesta de la Ascensión.

Sábado Santo

El Sábado Santo (denominado hasta la reforma litúrgica de 1955 Sábado de Gloria) es el nombre que algunas denominaciones cristianas dan al sábado de la semana del primer plenilunio de primavera (boreal). Es el tercer día del Triduo Pascual, que concluye con las segundas Vísperas del Domingo de Resurrección culminando así para los cristianos la Semana Santa. Tras conmemorar el día anterior la muerte de Cristo en la Cruz, se espera el momento de la Resurrección. Es la conmemoración de Jesús en el sepulcro y su Descenso al Abismo. Una vez ha anochecido, tiene lugar la principal celebración cristiana del año: la Vigilia Pascual.

El Sábado Santo es un día de luto. En la Iglesia Católica también se conmemora la Soledad de María después de llevar al sepulcro a Cristo, quedando en compañía del Apóstol Juan. Pueden ser expuestas en la Iglesia, a la veneración de los fieles, la imagen de Cristo crucificado, o en el sepulcro, o descendiendo a los Infiernos, ya que ilustran el misterio del Sábado Santo. Hoy la Iglesia se abstiene absolutamente del sacrificio de la Misa. La Sagrada Comunión puede darse solamente como viático. No se conceda celebrar el Matrimonio, ni administrar otros sacramentos, a excepción de la Penitencia y la Unción de los delicados.


"Jesús yace en su tumba y los apóstoles creen que todo se acabó. Todo el día sábado su cuerpo descansa en el sepulcro Pero su madre, María, se acuerda de lo que dijo su hijo : "Al tercer día resucitaré". Los Apóstoles van llegando a su lado, y Ella les consuela. "
"El Sábado santo es un día de luto inmenso, de silencio y de espera vigilante de la Resurrección. La Iglesia en particular recuerda el dolor, la valentía y la esperanza de la Virgen María." 

Sábado SantoElla representa la angustia de una Madre que tiene entre sus brazos a su Hijo muerto, pero no se puede olvidar en este momento ella es la única que conserva en su corazón las palabras del anciano Simeón, que si bien él profetizó que Cristo sería signo de contradicción y una espada le traspasaría el alma, también indicó que Jesús sería signo de resurrección.

Lo que los discípulos habían olvidado, María lo conservaba en el corazón: la profecía de la resurrección al tercer día. Y María esperó hasta el tercer día
Generalmente en las mañanas se realizan retiros de reflexión en torno a este tema, y la tarde resulta ser más bien de tranquilidad, oración y de espera al Jesús Resucitado
Ésta se divide en cuatro partes:

Breve Lucernario: Se bendice el fuego. Se prepara el cirio en el cual el sacerdote con un punzón traza una cruz. Luego marca en la parte superior la letra Alfa y en la inferior omega, entre los brazos de la cruz marca las cifras del año en curso. A continuación se anuncia el Pregón Pascual.

Liturgia de la Palabra: En ella la Iglesia confiada en la Palabra y la promesa del Señor, recuerda las maravillas que desde los comienzos realizó Dios con su pueblo.

- Liturgia Bautismal: Se hace la renovación de los compromisos bautismales y en muchas ocasiones se realiza el bautismo de un feligrés.

Liturgia de la Eucaristía: Se celebra la Santa Misa, aunque se realice antes de la media noche, es la Misa Pascual del Domingo de Resurrección. El sacerdote y los ministros se revisten de blanco y con alegría se anuncia la Resurrección del Hijo de Dios.


Novena a la Divina Misericordia





No me mueve, mi Dios, para quererte


No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muéveme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

viernes, 29 de marzo de 2013

Viernes Santo


El Viernes Santo es la fecha de mayor conmemoración del Catolicismo. Es el día central de la Semana Santa en el que se recuerda la Pasión y Muerte de Jesús en la Cruz.
Es, junto al sábado, uno de los únicos dos días en que no se celebra misa ya que se trata de la fecha más dolorosa de la iglesia, en el que se recuerda el día en que Jesús yace en la cruz, por lo que se trata de un día que invita a reflexionar sobre su sacrificio para perdonar a los hombres.
Según la tradición, hoy los fieles ayunan y meditan sobre la Pasión de Jesús de Nazareth, su aprehensión, los interrogatorios de Herodes y Pilatos; la flagelación, la coronación de espinas y la crucifixión.
“Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día.” (Lucas 24:7).
Además del Vía Crucis, los fieles también asisten al Sermón de las 7 palabras, donde se recuerdan los últimos momentos de la vida de Jesús, desde que lo juzga el Sanedrín y recibe la bofetada, hasta que muere en la Cruz después de pronunciar su última palabra.
El dolor de Jesús de Nazareth se escenifica en distintos lugares del Perú y del mundo, mientras un penitente representa a Jesús y sufre los castigos que a él se le infligieron durante las catorce estaciones que recorrió antes de llegar al Gólgota, cumpliendo así una promesa.
Este Viernes Santo también se reflexiona cada una de las siete palabras que Jesucristo pronunció en la Cruz antes de su muerte.
Con esta última palabra, y tras un suspiro, el Señor yace muerto en la Cruz, un misterio que representa el momento más doloroso del Cristianismo, pero a la vez, es símbolo máximo de la fe, de la esperanza y salvación.

Via Crusis
“Vía Crucis” latín de “Camino de la Cruz” . También conocido como “Estaciones de la Cruz” y “Vía Dolorosa”. Se trata de un camino de oración que busca adentrarnos en la meditación de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo en su camino al Calvario. El camino se representa con una serie de imágenes de la Pasión o “Estaciones” correspondientes a incidentes particulares que Jesús sufrió por nuestra salvación.

Primera estación
Jesús es condenado a muerte
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
porque con tu santa cruz has redimido al mundo.



Muy de mañana, habiendo tenido consejo los principales sacerdotes con los 
ancianos, con los escribas y con todo el concilio, llevaron a Jesús atado, ye le 
entregaron a Pilato.  Y todos le condenaron diciendo: "Merece morir".  Cuando 
Pilato oyó estas palabras, llevó fuera a Jesús, y se sento en el tribunal en un lugar 
llamado el Enlosado, e en hebreo Gabata.  Entonces les entregó a Jesús para que 
fuese crucificado.

Y. Dios no perdonó a su proprio Hijo:
R.  Antes lo entregó por todos nosotros.
Oremos. (Silencio)
Dios Todopoderoso, cuyo muy amado Hijo no ascendió al gozo de tu presencia sin
antes padecer, ni entró en gloria sin antes ser crucificado:  Concédenos por tu
misericordia, que nosotros, caminando por la vía de la cruz, encontremos que ésta
es la vía de la vida y de la paz; por Jesucristo nuestro Señor.  Amén.
 
Santo Dios.
Santo Poderoso.
Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros.
 
Tú recibes amoroso
el suplicio deshonroso
en el cual vas a morir. 

Segunda estación 
Jesús carga con la cruz.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, 

porque con tu santa cruz has redimido al mundo.


Jesús salió, cargando su cruz, al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota. 
Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió obediencia.  Como cordero fue 
llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no 
abrió su boca.  El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, 
la sabiduría, la fortaleza la honra, la gloria, la alabanza.
V.  El Señor cargó en él el pecado de todos:
R.  Por las transgresiones de mi pueblo fue muerto.
Oremos. (Silencio)
Dios omnipotente, cuyo amado Hijo sufrió voluntariamente la agonía e ignominia
de la cruz por nuestra redención:  Dános valor para tomar nuestra cruz y seguirle;
quien vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Santo Dios.
Santo Poderoso.
Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros.
Bajo el peso del madero,
de pecados míos lleno,
caes por primara vez.


Tercera estación 
Jesús cae por primera vez
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, 

porque con tu santa cruz has redimido al mundo.

Cristo Jesús, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a qué
aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí
mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte la cruz.  Por lo cual Dios
también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre.
Vengan, inclinémos, doblemos la rodilla, y postrémonos delante del Señor
nuestro Hacedor, porque él es el Señor nuestro Dios.
V.  Ciertamente llevó él nuestras enfermedades:
R.  Y sufrió nuestros dolores.
Oremos. (Silencio)
Oh Dios, que nos hallamos rodeados de tantos y tan grandes peligros, que a causa
de la fragilidad de nuestra naturaleza no podemos estar siempre firmes: Concédenos
la fortaleza y la protección necesarias para sostenernos en todo peligro, y triunfar
de toda tentación; por Jesucristo nuestro Señor. Amén
Santo Dios.
Santo Poderoso.
Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros.
¡Oh que encuentro tan punzante
el del Hijo con la madre,
en la calle del dolor!


Cuarta estación
Jesús encuentra a su Santísima Madre
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
porque con tu santa cruz has redimido al mundo.


¿A quién te haré semejante, hija de Jerusalén?  ¿A quién te compararé para
consolarte, oh virgen hija de Sión?  Porque grande como es tu quebrantamiento.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.  El Señor será
tu luz eterna, y tus días de duelo terminarán.
V.  Una espada traspasará tu misma alma.
R.  Y llenara tu corazón de amargo dolor.
Oh Dios, que quisiste que en la pasión de tu Hijo una espada de aflicción traspasará 
el alma de la bendita Vires María, su madre: Concede misericordiosamente que to 
Iglesia, habiendo participado con ella en su pasión, sea hecha digna de participar en 
el gozo de su resurrección; quien vive y reina por los siglos de los siglos.  Amén.
Santo Dios.
Santo Poderoso.
Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros.
No queriendo que se muera, 
sin sufrir de cruz la pena 
denle ayuda tan falaz.


Quinta estación
Simón el Cirineo le ayuda a llevar la cruz

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, 
porque con tu santa cruz has redimido al mundo
.

Cuando salían, hallaron a un hombre de Cirene que se llamada Simón, que venía del 
campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús.  "Si alguno quiere 
venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz y sígame.  Llevan mi yugo 
sobre ustedes, y aprendan de mí; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga".
V.  El que no lleva su cruz y viene en pos de mí; 
R. No puede ser mi discípulo.
Padre celestial, cuyo bendito Hijo vino no para ser servido para servir:  Bendice
a todos aquellos que, siguiendo sus huella, se entregan al servicio de los demás;
para que, con sabiduría, paciencia y valor, ministren en su Nombre a los que sufren,
a los necesitados y a los que no tienen amigos; pro amor de aquél que entregó su vida
por nosotros, tu Hijo nuestro Salvador Jesucristo. Amén.
Santo Dios.
Santo Poderoso.
Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros.
Las salivas y la sangre
cubren de Cristo el semblante
que un lienzo le limpió

Sexta estación
La Verónica limpia el rostro de Jesús
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, 
porque con tu santa cruz has redimido al mundo.

Lo hemos visto sin belleza ni esplendor, su aspecto no era nada atrayente, fue 
despreciado y rebajado.  Era un hombre lleno de dolor, acostumbrado al sufrimiento. 
Lo despreciamos como a alguien que no merece ser visto, no lo tuvimos en cuenta 
y sin embargo él estaba cargado con nuestro sufrimientos, estaba soportando 
nuestros proprios dolores.  Mas él fue herido por nuestras rebeliones, molido por 
nuestros pecados; el castigo de nuestra paz cayó sobre él, y por su llaga hemos sido 
sanados.
V.  Señor Dios de los Ejércitos, restáuranos:
R.  Haz resplandecer to rostro, y seremos salvos.
Oremos.  (Silencio)
Oh Dios, que antes de la pasión de tu unigénito Hijo, revelaste su gloria en el monte 
santo:  Concédenos que, al contemplar por fe la luz de su rostro, seamos fortalecidos 
para llevar nuestra cruz y ser transformados a su imagen de gloria en gloria; por 
Jesucristo nuestro Señor.  Amén.
Santo Dios.
Santo Poderoso.
Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros.
Jesucristo va al Calvario
cada vez más fatigado,
y segunda vez cayó


Séptima estación
Jesús cae por segunda vez
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
porque con tu santa cruz has redimido al mundo.

Ciertamente él llevo nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores.  Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas el 
Señor cargó en él todos nuestros pecados.  Angustiado él, y afligido, no abrió su 
boca.  Por la transgresión de mi pueblo fue abatido.
V.  Mas yo soy gusano, y no hombre:
R.  Oprobrio de todos y despreciado del pueblo.
Oremos.  (Silencio)
Dios omnipotente y eterno, en tu tierno amor hacia el género humano, enviaste a tu 
Hijo nuestro Salvador Jesucristo para asumir nuestra naturaleza, y padecer muerte 
en la cruz, mostrándonos ejemplo de su gran humildad: Concédenos, en tu u 
misericordia, que caminemos por el sendero de su padecimiento y participemos 
también en su resurrección; quien vive y reina por los siglos de los siglos.  Amén.
Santo Dios.
Santo Poderoso.
Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros.
Caminando hacia la muerte
da consuelo a las mujeres
que lamentan su dolor

Octava estación
Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
porque con tu santa cruz has redimido al mundo.

Y seguía a Jesús gran multitud del pueblo, entre ellos mujeres que lloraban y se
lamentaban por él.  Pero Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: "Hijas de Jerusalén, no
lloren por mí, sino lloren por ustedes mismas y por sus hijos".
V.  Los que sembraron con lágrimas:
R.  Con gritos de alegría segarán.
Enseña a tu Iglesia, oh Señor, a llorar por los pecados de que es culpable, y a
arrepentirse y olvidarlos; para que, por medio de su gracia indulgente, el resultado
de nuestras iniquidades no recaiga sobre nuestros hijos ni los hijos de nuestros hijos;
por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Santo Dios.
Santo Poderoso.
Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros.
Ya su cuerpo está agotado,
ya no puede dar más pasos,
y tercera vez cayó.


Novena estación 
Jesús cae por tercera vez
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
porque con tu santa cruz has redimido al mundo.

Yo soy el hombre que ha visto aflicción bajo la vara de su enojo.  Me guió y me llevó
en tinieblas, y no en la luz.  Edificó baluartes contra mí y me rodeó de amargura y
de trabajo.  Me dejó en oscuridad, como los ya muertos de mucho tiempo.  Aun
cuando clamé y di voces, cerró los oídos a mi oración.  Mis dientes quebró con
cascajo, me cubrió de ceniza.  Acuérdate de mi aflicción y de mi abatimiento, del
ajeno y de la hiel.
V.  Como cordero fue llevado al matadero:
R.  Y como oveja delante de sus trasquiladores enmudeció, y no abrió su boca.
Oh Dios, que por la pasión de tu bendito Hijo convertiste a un instrumento de muerte 
vergonzosa en un medio de vida para nosotros:  Concede que de tal modo nos 
gloriemos en la cruz de Cristo, que suframos con alegría la vergüenza y privación 
por causa de su Hijo nuestro Salvador Jesucristo. Amén.
Santo Dios.
Santo Poderoso.
Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros.
Cuando llegan al Calvario,
los verdugos inhumanos
les desnudan, sin pudor. 


Décima estación
Jesús es despojado de sus vestiduras
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
porque con tu santa cruz has redimido al mundo.


Cuando llegaron a un lugar llamado Gólgota, que significa de la Calavera, le dieron
a beber vinagre mezclado con hiel; pero después de haberlo probado no quiso
beberlo, Y repartieron entre sí sus vestiduras, echando suertes.  Esto fue para que se
cumpliese las Escritura, que dice: "Repartieron entre sí mis vestiduras, y sobre mi
ropa echaron suertes".
V.  Me pusieron hiel por comida
R.  Y en mi sed dieron a beber vinagre.
Señor Dios cuyo bendito Hijo nuestro Salvador entregó su cuerpo a los azotes y su
rostro al esputo:  Otórganos tu gracia para soportar gozosamente los sufrimientos de
esta vida temporal, confiados en la gloria que ha de ser revelada; por Jesucristo
nuestro Señor.  Amen.
Santo Dios.
Santo Poderoso.
Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros.
Y después con duros clavos,
pies y manos le clavaron
al madero del la cruz.


Undécima estación
Jesús es clavado en la cruz
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, 
porque con tu santa cruz has redimido al mundo.

Cuando llegaron a lugar llamado a Calavera, le crucificaron allí, y con él 
crucificaron a dos malhechores, uno a la derecha y otra a la izquierda, ye Jesús entre
ellos.  Y se cumplió la Escritura que dice: "Y fue contado con los inicuos".
V.  Horadaron mis manos y pies:
R.  Me miran de hito en hito, y con satisfacción maligna.
Señor Jesucristo, tú extendiste tus brazos amorosos sobre el cruel madero de la cruz,
para estrechar a todos los seres humanos en tu abrazo salvador:  Revístenos con tu
Espíritu de tal manera que, extendiendo nuestros manos en amor, llevemos a quienes
no te conocen a reconocerte y amarte; por el honor de tu Nombre.  Amén.
Santo Dios.
Santo Poderoso.
Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros.
Mientras que en la cruz moría,
ved a la virgen María,
traspasada de dolor.


Duodécima estación
Jesús muere en la cruz
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
porque con tu santa cruz has redimido al mundo.

Cuando vio Jesús a su madre y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente,
dijo a su madre: "Mujer, he ahí tu hijo".  Después dijo al discípulo : "He ahí tu
madre".  Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: "Consumado es".  Y entonces
clamado a gran voz dijo: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu".  Y
habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.
V. Por nosotros Cristo se hizo obediente hasta la muerte:
R:  Y muerte de cruz.
Oremos (Silencio)
Oh Dios, que por nuestra redención entregaste a tu unigénito Hijo a muerte de cruz,
y por su resurrección gloriosa nos libraste del poder de nuestro enemigo: Concédenos
morir diariamente al pecado, de tal manera que vivamos siempre con él, en el gozo de
su resurrección; quien vive y reina ahora y siempre.  Amén.
Santo Dios.
Santo Poderoso.
Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros.
En los brazos de su madre
el sagrado cuerpo yace,
de Jesús mi Salvador.


Decimatercera estación
El cuerpo de Jesús es bajado de la cruz
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
porque con tu santa cruz has redimido al mundo.

Todos ustedes los que pasan, miren y vean si hay dolor como mi dolor.  Mis ojos
desfallecieron de lágrimas, se conmovieron mis entrañas; mi corazón fue derramado
a causa del quebrantamiento de mi pueblo.  "No me llamen Noemí (que significa
placentera), sino llámenme Mara (que significa amarga); porque en grande amargura
me ha puesto el Todopoderoso".
V.  Sus lágrimas ruedan por sus mejillas:
R.  No tiene quien la consuele.
Señor Jesucristo, por tu muerte quitaste el aguijón de la muerte;  Concede a tus
siervos que caminemos de tal modo en la fe hacia el lugar a donde tú nos has
precedido, que al fin durmamos apaciblemente en ti, y despertemos a su semejanza;
por amor de tu tierna misericordia.  Amén.
Santo Dios.
Santo Poderoso.
Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros.
Es, por fin, puesto en la tumba
por cumplir las Escrituras,
mas él pronto triunfará.


Decimacuarta estación
Jesús es puesto en la tumba
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
porque con tu santa cruz has redimido al mundo.

Cuando llegó la noche vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, quien
también era un discípulo de Jesús.  Este fue a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús.
Entonces Pilato mandó que se le diese.  Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una
sábana limpia, y lo puso en el sepulcro nuevo, que había labrado en la peña; y rodó
una gran piedra a la entrada del sepulcro.
V.  No me dejarás al sepulcro:
R.  Ni permitirás que tu Santo vea la fosa.
Oremos.  (Silencio)
Oh Dios, tu bendito Hijo fue puesto en la tumba en un huerto, y descansó en el día
sábado:  Concede que nosotros, los que hemos sido sepultados con él en las aguas
del bautismo, encontremos nuestro perfecto descanso en su eterno y glorioso reino;
donde él vive y reina par los siglos de los siglos. Amén.
Santo Dios.
Santo Poderoso.
Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros.
Oh cristiano que has seguido
este oficio tan solemne,
nunca vuelvas a pecar.
 Oraciones finales frente al altar
Oh Salvador del mundo, que por tu cruz y preciosa sangre nos has redimido:
Sálvanos y ayúdanos, humildemente te suplicamos, oh Señor.


Oremos  (Silencio)
Te damos gracias, Padre celestial, porque nos has librado del poder del pecado y de
la muerte  y nos has traído al reino de tu Hijo; y te suplicamos que, así como por su
muerte nos ha devuelto a la vida, igualmente por su amor nos resucite a los goces
eternos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo, en la unidad del
Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

Cuando el cuerpo ya no viva,
tú, Jesús, que eres la vida,
haz que mi alma vaya a ti.








jueves, 28 de marzo de 2013

Jueves Santo

El Jueves Santo es una fiesta cristiana que se celebra el jueves anterior al Domingo de Resurrección, dentro de la Semana Santa, y que abre el Triduo Pascual. En este día la Iglesia católica conmemora la institución de la Eucaristía en la Última Cena y el lavatorio de los pies realizado por Jesús.

Significado de la celebración

El Jueves Santo se celebra: 


  • la Última Cena,

  • el Lavatorio de los pies,

  • la institución de la Eucaristía y del Sacerdocio

  • la oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní.

  • En la mañana de este día, en todas las catedrales de cada diócesis, el obispo reúne a los sacerdotes en torno al altar y, en una Misa solemne, se consagran los Santos Óleos que se usan en los Sacramentos del Bautismo, Confirmación, Orden Sacerdotal y Unción de los Enfermos.

    En la Misa vespertina, antes del ofertorio, el sacerdote celebrante toma una toalla y una bandeja con agua y lava los pies de doce varones, recordando el mismo gesto de Jesús con sus apóstoles en la Última Cena.

    a)Lecturas bíblicas:

    Libro del Éxodo 12, 1-8. 11-14; Primera carta del apóstol San Pablo a los corintios 11, 23-26; Evangelio según San Juan 13, 1-15.

    b)La Eucaristía

    Este es el día en que se instituyó la Eucaristía, el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo bajo las especies de pan y vino. Cristo tuvo la Última Cena con sus apóstoles y por el gran amor que nos tiene, se quedó con nosotros en la Eucaristía, para guiarnos en el camino de la salvación.
    Todos estamos invitados a celebrar la cena instituida por Jesús. Esta noche santa, Cristo nos deja su Cuerpo y su Sangre. Revivamos este gran don y comprometámonos a servir a nuestros hermanos.

    c)El lavatorio de los pies
    Jesús en este pasaje del Evangelio nos enseña a servir con humildad y de corazón a los demás. Este es el mejor camino para seguir a Jesús y para demostrarle nuestra fe en Él. Recordar que esta no es la única vez que Jesús nos habla acerca del servicio. Debemos procurar esta virtud para nuestra vida de todos los días. Vivir como servidores unos de otros.

    d)La noche en el huerto de los Olivos

    Lectura del Evangelio según San Marcos14, 32-42.: 

    Reflexionemos con Jesús en lo que sentía en estos momentos: su miedo, la angustia ante la muerte, la tristeza por ser traicionado, su soledad, su compromiso por cumplir la voluntad de Dios, su obediencia a Dios Padre y su confianza en Él. Las virtudes que nos enseña Jesús este día, entre otras, son la obediencia, la generosidad y la humildad.





    miércoles, 27 de marzo de 2013

    Coronilla de la Divina Misericordia





    Se utiliza un rosario común de cinco decenas.

    1. Comenzar con un Padre Nuestro, Avemaría, y Credo.
    2. Al comenzar cada decena (cuentas grandes del Padre Nuestro) decir:
    "Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo,
    la Sangre, el Alma y la Divinidad
    de Tu Amadísimo Hijo,
    Nuestro Señor Jesucristo,
    para el perdón de nuestros
    pecados y los del mundo entero."
    3. En las cuentas pequeñas del Ave María:
    "Por Su dolorosa Pasión,
    ten misericordia de nosotros
    y del mundo entero."


    4. Al finalizar las cinco decenas de la coronilla se repite tres
    veces:

    "Santo Dios, Santo Fuerte,
    Santo Inmortal, ten piedad de
    nosotros y del mundo entero."


    Según el diario de Santa María Faustina Kowalska"Alienta a las personas a decir la Coronilla que te he dado... Quien la recite recibirá gran misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes la recomendaran a los pecadores como su último refugio de salvación. Aun si el pecador mas empedernido hubiese recitado esta Coronilla al menos una vez, recibirá la gracia de Mi infinita Misericordia. Deseo conceder gracias inimaginables a aquellos que confían en Mi Misericordia." 
    "Escribe que cuando digan esta Coronilla en presencia del moribundo, Yo me pondré entre mi Padre y el, no como Justo Juez sino como Misericordioso Salvador."

    http://corazones.org/jesus/divina_misericordia_orac.htm Incluye letanías y alabanzas
    a la Divina Misericordia.




    Nazareno de San Pablo



    El Miércoles Santo es el día del Nazareno, del Cristo que sufre camino hacia El Calvario y que revive entre nosotros una devoción encarnada en el pueblo que en Caracas toma vida en toda la ciudad, pero en particular en la Basílica de Santa Teresa, ante el Nazareno de San Pablo, cuyo rostro no trasmite abatimiento o resignación, sino fuerza ante el dolor supremo y firme decisión de inmolarse para salvarnos a todos.
    Es la mezcla de lo divino y lo humano, del dolor y del sacrificio, del amor y de la entrega, de la consecuencia con un ideal y de la denuncia de la traición que formó parte del drama de la crucifixión.
    El Nazareno camina con su cruz a cuestas, en hombros de un pueblo fervoroso que confía en Él y que ante las adversidades y dolores de la vida nos sirve de ejemplo de fortaleza, de esperanza y de fe.
    El Nazareno nos recuerda el sufrimiento de quien se ofreció por nosotros y vivió en carne propia las inconsecuencias del ser humano, la prevaricación y la cobardía de un juez pusilánime y la entereza y valentía de una madre que estuvo allí acompañándolo en la vía dolorosa junto a otras decididas mujeres y junto al discípulo que no "arrugó" en la hora decisiva.
    El Nazareno es para el pueblo venezolano más que una simple imagen. Es un símbolo que toca lo más profundo de nuestra fe arraigada en lo humano para elevarse a lo Divino.
    En la Iglesia de Santa Teresa, desde la madrugada, hombres, mujeres y niños, vestidos con túnicas moradas hacen largas colas para ver una vez más al Nazareno de San Pablo, "varón de dolores" con su cara ensangrentada, con su mirada penetrante, rodeado de la emoción de los más sencillos creyentes en auténtica expresión de una religiosidad pura y espontánea. 



    En 1579 una epidemia de viruela azotó a Caracas y prácticamente la dejo sin habitantes. Al año siguiente, en 1580, por voto de Cabildo y de todos los caraqueños, al sur de la Catedral, se construyó una Capilla en honor a “San Pablo el ermitaño” en acción de gracias por haberlos liberado del contagio. Al lado de la Capilla, se construyó un hospital y un hospicio para mujeres.
    La imagen del Nazareno de San Pablo.
    No se sabe con certeza quién fue el escultor de la talla de madera de pino Flandes de Sevilla, España. Posiblemente fue Felipe de Ribas en el siglo XVII,  pero la tradición dice que cuando el escultor terminó su obra se paró frente a ella a admirarla. En ese momento oyó una voz que salía de la imagen diciéndole: ¿”Dónde me viste que me has hecho tan perfecto”? y el artista impresionado cayó al suelo y murió.
    Fue traída a Caracas, a la Capilla de San Pablo el ermitaño (de ahí viene su nombre). Consagrada el  4 de Julio de 1674 por Fray González de Acuña.
    “El Limonero del Señor”
    Cuenta la leyenda que en una ocasión, en 1597, una epidemia de peste del vómito negro o escorbuto, azotaba a los caraqueños, como no había medicina que curara la peste y todos los esfuerzos humanos eran inútiles, la población decidió recurrir directamente a Dios y sacaron en procesión a Jesús Nazareno de San Pablo y lo llevaron por las calles entre oraciones de súplica y de amor al Señor Todopoderoso.
    En el trayecto, la cabeza de la imagen tropezó con una rama de una mata de limón agrio que se encontraba en el patio de una casa en la esquina de Miracielos y cayeron una cantidad de limones al suelo. La gente los recogió y aplicaron el jugo a los enfermos, produciéndose en ellos una cura inmediata. El milagro de la finalización de la peste, gracias a la intervención de El Nazareno, hizo que creciera aún más la devoción del pueblo a Jesús.
    Traslado a la Basílica de Santa Teresa.
    Entre 1870 y 1888, el país vivió el predominio del General Antonio Guzmán Blanco y con él cambio la fisonomía de la ciudad de Caracas. Entre otros, mandó a derrumbar la Iglesia de “San Pablo el ermitaño” y construyó en su lugar el “Teatro Nacional”. Cerró todas las Iglesias y expulsó a todos los sacerdotes y religiosas del país.
    Pero su esposa Ana Teresa de Guzmán Blanco era una mujer muy católica, cuando se enteró de la destrucción de la Capilla de San Pablo, se encerró en su habitación a llorar y llorar. Su marido, al verla, le preguntó que le pasaba a lo que ella respondió: “Antonio, es que a ti te ha dado por ir en contra de la Iglesia; expulsas al Arzobispo, acabas con los conventos de monjas y curas; convertiste el Convento de San Francisco en Universidad; destruiste la Iglesia de La Trinidad y la convertiste en el Panteón Nacional y ahora demueles a San Pablo… ¿dónde vamos a meter a Nuestro Nazareno?”.
    Las palabras de su mujer lo conmovieron de tal forma que le respondió: “No te preocupes querida, voy a mandar enseguida a hacer un templo moderno, una Basílica con tu nombre: Santa Ana y Santa Teresa, para que sea bajo tu protección que se conserve tan grande imagen”.
    Basílica de Santa Teresa.
    De manera oficial la Basílica de Santa Teresa se inauguró el 27 de Octubre de 1876.
    Allí se traslado la imagen de Jesús con la cruz a cuesta a quien todos conocían como “El Nazareno que había estado en la capilla de San Pablo”. Durante todos esos años, la imagen bendita estuvo al cuidado de Doña Concepción Alvarado de Santana, quien fue, hasta su muerte, la encargada de vestir al Nazareno con sus atuendos especiales el Miércoles Santo. Actualmente, la tradición de vestirlo sigue aun como una responsabilidad y devoción de la familia Santana Alvarado.