Señor, tu llamaste a los niños
para poner tus manos sobre ellos
y para bendecirlos.
Te suplicamos que extiendas
ahora tu mano sobre nuestro hijo,
para aliviar su dolor,
para librarlo de todas sus dolencias.
Que tu misericordia
le devuelva la salud del cuerpo
y del alma, a fin de que,
con corazón agradecido
pueda siempre amarte y servirte.
Te lo pedimos a ti que nos amas
y vives por los siglos de los siglos.
Amén.
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