martes, 8 de noviembre de 2011

A mi hijo:

Solo por hoy, en la mañana, voy a sonreír cuando vea tu rostro y a reír cuando tenga ganas de llorar.
Solo por hoy, en la mañana, voy a dejarte escoger la ropa que te vas a poner, voy a sonreír y decir que te queda perfecta.
Solo por hoy, pediré un día de descanso, vacaciones, para llevarte al parque a jugar.
Solo por hoy, al mediodía, voy a dejarte que me enseñes como armar ese rompecabezas juntos.
Solo por hoy en la tarde, no voy a reclamarte, ni siquiera a murmurar, cuando grites y llores cuando pase el carro de los helados, y voy a salir contigo a comprarte uno.
Solo por esta tarde, no voy a preocuparme sobre que va a ser de ti cuando crezcas y voy a pensar otra vez en todas las decisiones que haya hecho acerca de ti.
Solo por esta tarde, te dejaré que me ayudes a hornear las galletas y no voy a estar detrás de ti tratando de arreglarlas.
Solo por esta tarde, te llevaré a Mc Donald's y vamos a comprar una cajita feliz para ambos, para que tengas los dos juguetes.
Solo por esta tarde te estrecharé en mis brazos y te contaré la historia acerca de cuando tu naciste y sobre lo mucho que te quiero.
Solo por esta noche, te dejaré salpicar en la tina y no me voy a enojar.
Solo por esta noche, te dejaré despierto hasta tarde, mientras nos sentamos en el porche a contar las estrellas.
Solo por esta noche, estaré junto a ti por horas y extrañaré mis programas favoritos de Tv.
Solo por esta noche, cuando pase mis dedos entre tu cabellos, mientras rezas, simplemente daré gracias a Dios por el mayor regalo que he recibido, voy a pensar en las madres y en los padres que están  buscando a sus hijos extraviados; las madres y padres que visitan a sus hijos en sus tumbas en lugar de sus camas, y en las madres y padres que están los hospitales mirando sufrir a sus hijos, gritando por dentro por no poder hacer nada más.
Y cuando te dé un beso de buenas noches te voy a estrechar un poco más fuerte, un poco más tiempo. Así, agradeceré a Dios por tí y no le pediré nada, excepto,  un día más.

sábado, 5 de noviembre de 2011

No tengo tiempo

¿Sabes hijo? Nunca he tenido tiempo para jugar contigo...
Encontré tiempo para todo menos para verte crecer...
Nunca he jugado al dominó, a las damas, al naipe o la batalla naval contigo y siento que me necesitas; pero sabes? Soy muy importante, y no tengo tiempo... Soy tan importante para los números, invitaciones sociales y una serie de compromisos ineludibles y no puedo dejar todo esto para sentarme a jugar en el suelo contigo.... NO: No tengo tiempo.
Un día viniste hasta mí con el cuaderno de la escuela... No lo miré... Seguí leyendo el diario. Al fin de cuentas, los problemas internacionales son más serios que los de mi casa y los negocios y el trabajo son muy importantes para mí. Nunca he visto calificaciones tuyas; ni sé quién es tu maestra. No sé cuál fue tu primera palabra. Pero tu entiendes... No tengo tiempo. De qué sirve saber las mínimas cosas de ti, si tengo tantas cosas grandes por hacer.
Vaya, como has crecido. Ya superaste mi cintura. Estás alto. No me había dado cuenta de eso; porque día y noche mi vida es una carrera, y cuando tengo tiempo, prefiero perderme enmudecido frente a la Tv y la radio, porque sabes que son muy importantes.
Sabes hijo mío, la ultima vez que tuve tiempo para ti, fue una noche de amor con tu mamá, cuando te hicimos. Sé que te quejas, sé que sientes la falta de una palabra; de una pregunta mía, de un juego; de un puntapié a tu pelota... Pero no tengo tiempo.
Sé que sientes falta de mi brazo, de reír y de jugar conmigo. De ir a pié hasta la esquina para comprar un refresco, de correr hasta el kiosco para comprar al Pato Donald. Pero sabes cuanto hace que no ando a pie por las calles porque no tengo tiempo.
Pero tu entiendes; soy un hombre muy importante y ocupado; tengo que atender a mucha gente, dependo de ellos. Yo sé que te enojas porque las pocas veces que hablamos es monólogo , solo yo hablo, y el 99% es discusión.
Quiero silencio, quiero silencio. Quiero tranquilidad. Y tu tienes la pésima costumbre de venir corriendo encima de mí; tienes la pésima manía de saltar en mis brazos... Hijo, pero... No tengo tiempo para hablar sin ton ni son como chicos: qué entiendes tu de computadoras, cibernéticas, nacionalismo? Sabes quién es Macleu... Mc. Luhan? Ves que hablamos cosas muy diferentes? Ves que por eso no podemos conversar?
Sabes hijo mío? No tengo tiempo. Pero lo peor de todo, es que si muriese ahora, ya desde este instante, me quedaría con un dolor en la conciencia y el corazón; porque nunca, nunca he tenido tiempo para jugar contigo... Y en la otra vida, seguramente Dios no tendrá tiempo, de por lo menos dejarme verte, dejarme abrazarte y darte un beso...