viernes, 29 de marzo de 2013

Viernes Santo


El Viernes Santo es la fecha de mayor conmemoración del Catolicismo. Es el día central de la Semana Santa en el que se recuerda la Pasión y Muerte de Jesús en la Cruz.
Es, junto al sábado, uno de los únicos dos días en que no se celebra misa ya que se trata de la fecha más dolorosa de la iglesia, en el que se recuerda el día en que Jesús yace en la cruz, por lo que se trata de un día que invita a reflexionar sobre su sacrificio para perdonar a los hombres.
Según la tradición, hoy los fieles ayunan y meditan sobre la Pasión de Jesús de Nazareth, su aprehensión, los interrogatorios de Herodes y Pilatos; la flagelación, la coronación de espinas y la crucifixión.
“Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día.” (Lucas 24:7).
Además del Vía Crucis, los fieles también asisten al Sermón de las 7 palabras, donde se recuerdan los últimos momentos de la vida de Jesús, desde que lo juzga el Sanedrín y recibe la bofetada, hasta que muere en la Cruz después de pronunciar su última palabra.
El dolor de Jesús de Nazareth se escenifica en distintos lugares del Perú y del mundo, mientras un penitente representa a Jesús y sufre los castigos que a él se le infligieron durante las catorce estaciones que recorrió antes de llegar al Gólgota, cumpliendo así una promesa.
Este Viernes Santo también se reflexiona cada una de las siete palabras que Jesucristo pronunció en la Cruz antes de su muerte.
Con esta última palabra, y tras un suspiro, el Señor yace muerto en la Cruz, un misterio que representa el momento más doloroso del Cristianismo, pero a la vez, es símbolo máximo de la fe, de la esperanza y salvación.

Via Crusis
“Vía Crucis” latín de “Camino de la Cruz” . También conocido como “Estaciones de la Cruz” y “Vía Dolorosa”. Se trata de un camino de oración que busca adentrarnos en la meditación de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo en su camino al Calvario. El camino se representa con una serie de imágenes de la Pasión o “Estaciones” correspondientes a incidentes particulares que Jesús sufrió por nuestra salvación.

Primera estación
Jesús es condenado a muerte
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
porque con tu santa cruz has redimido al mundo.



Muy de mañana, habiendo tenido consejo los principales sacerdotes con los 
ancianos, con los escribas y con todo el concilio, llevaron a Jesús atado, ye le 
entregaron a Pilato.  Y todos le condenaron diciendo: "Merece morir".  Cuando 
Pilato oyó estas palabras, llevó fuera a Jesús, y se sento en el tribunal en un lugar 
llamado el Enlosado, e en hebreo Gabata.  Entonces les entregó a Jesús para que 
fuese crucificado.

Y. Dios no perdonó a su proprio Hijo:
R.  Antes lo entregó por todos nosotros.
Oremos. (Silencio)
Dios Todopoderoso, cuyo muy amado Hijo no ascendió al gozo de tu presencia sin
antes padecer, ni entró en gloria sin antes ser crucificado:  Concédenos por tu
misericordia, que nosotros, caminando por la vía de la cruz, encontremos que ésta
es la vía de la vida y de la paz; por Jesucristo nuestro Señor.  Amén.
 
Santo Dios.
Santo Poderoso.
Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros.
 
Tú recibes amoroso
el suplicio deshonroso
en el cual vas a morir. 

Segunda estación 
Jesús carga con la cruz.
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, 

porque con tu santa cruz has redimido al mundo.


Jesús salió, cargando su cruz, al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota. 
Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió obediencia.  Como cordero fue 
llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no 
abrió su boca.  El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, 
la sabiduría, la fortaleza la honra, la gloria, la alabanza.
V.  El Señor cargó en él el pecado de todos:
R.  Por las transgresiones de mi pueblo fue muerto.
Oremos. (Silencio)
Dios omnipotente, cuyo amado Hijo sufrió voluntariamente la agonía e ignominia
de la cruz por nuestra redención:  Dános valor para tomar nuestra cruz y seguirle;
quien vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Santo Dios.
Santo Poderoso.
Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros.
Bajo el peso del madero,
de pecados míos lleno,
caes por primara vez.


Tercera estación 
Jesús cae por primera vez
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, 

porque con tu santa cruz has redimido al mundo.

Cristo Jesús, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a qué
aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí
mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte la cruz.  Por lo cual Dios
también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre.
Vengan, inclinémos, doblemos la rodilla, y postrémonos delante del Señor
nuestro Hacedor, porque él es el Señor nuestro Dios.
V.  Ciertamente llevó él nuestras enfermedades:
R.  Y sufrió nuestros dolores.
Oremos. (Silencio)
Oh Dios, que nos hallamos rodeados de tantos y tan grandes peligros, que a causa
de la fragilidad de nuestra naturaleza no podemos estar siempre firmes: Concédenos
la fortaleza y la protección necesarias para sostenernos en todo peligro, y triunfar
de toda tentación; por Jesucristo nuestro Señor. Amén
Santo Dios.
Santo Poderoso.
Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros.
¡Oh que encuentro tan punzante
el del Hijo con la madre,
en la calle del dolor!


Cuarta estación
Jesús encuentra a su Santísima Madre
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
porque con tu santa cruz has redimido al mundo.


¿A quién te haré semejante, hija de Jerusalén?  ¿A quién te compararé para
consolarte, oh virgen hija de Sión?  Porque grande como es tu quebrantamiento.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.  El Señor será
tu luz eterna, y tus días de duelo terminarán.
V.  Una espada traspasará tu misma alma.
R.  Y llenara tu corazón de amargo dolor.
Oh Dios, que quisiste que en la pasión de tu Hijo una espada de aflicción traspasará 
el alma de la bendita Vires María, su madre: Concede misericordiosamente que to 
Iglesia, habiendo participado con ella en su pasión, sea hecha digna de participar en 
el gozo de su resurrección; quien vive y reina por los siglos de los siglos.  Amén.
Santo Dios.
Santo Poderoso.
Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros.
No queriendo que se muera, 
sin sufrir de cruz la pena 
denle ayuda tan falaz.


Quinta estación
Simón el Cirineo le ayuda a llevar la cruz

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, 
porque con tu santa cruz has redimido al mundo
.

Cuando salían, hallaron a un hombre de Cirene que se llamada Simón, que venía del 
campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús.  "Si alguno quiere 
venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz y sígame.  Llevan mi yugo 
sobre ustedes, y aprendan de mí; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga".
V.  El que no lleva su cruz y viene en pos de mí; 
R. No puede ser mi discípulo.
Padre celestial, cuyo bendito Hijo vino no para ser servido para servir:  Bendice
a todos aquellos que, siguiendo sus huella, se entregan al servicio de los demás;
para que, con sabiduría, paciencia y valor, ministren en su Nombre a los que sufren,
a los necesitados y a los que no tienen amigos; pro amor de aquél que entregó su vida
por nosotros, tu Hijo nuestro Salvador Jesucristo. Amén.
Santo Dios.
Santo Poderoso.
Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros.
Las salivas y la sangre
cubren de Cristo el semblante
que un lienzo le limpió

Sexta estación
La Verónica limpia el rostro de Jesús
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, 
porque con tu santa cruz has redimido al mundo.

Lo hemos visto sin belleza ni esplendor, su aspecto no era nada atrayente, fue 
despreciado y rebajado.  Era un hombre lleno de dolor, acostumbrado al sufrimiento. 
Lo despreciamos como a alguien que no merece ser visto, no lo tuvimos en cuenta 
y sin embargo él estaba cargado con nuestro sufrimientos, estaba soportando 
nuestros proprios dolores.  Mas él fue herido por nuestras rebeliones, molido por 
nuestros pecados; el castigo de nuestra paz cayó sobre él, y por su llaga hemos sido 
sanados.
V.  Señor Dios de los Ejércitos, restáuranos:
R.  Haz resplandecer to rostro, y seremos salvos.
Oremos.  (Silencio)
Oh Dios, que antes de la pasión de tu unigénito Hijo, revelaste su gloria en el monte 
santo:  Concédenos que, al contemplar por fe la luz de su rostro, seamos fortalecidos 
para llevar nuestra cruz y ser transformados a su imagen de gloria en gloria; por 
Jesucristo nuestro Señor.  Amén.
Santo Dios.
Santo Poderoso.
Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros.
Jesucristo va al Calvario
cada vez más fatigado,
y segunda vez cayó


Séptima estación
Jesús cae por segunda vez
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
porque con tu santa cruz has redimido al mundo.

Ciertamente él llevo nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores.  Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas el 
Señor cargó en él todos nuestros pecados.  Angustiado él, y afligido, no abrió su 
boca.  Por la transgresión de mi pueblo fue abatido.
V.  Mas yo soy gusano, y no hombre:
R.  Oprobrio de todos y despreciado del pueblo.
Oremos.  (Silencio)
Dios omnipotente y eterno, en tu tierno amor hacia el género humano, enviaste a tu 
Hijo nuestro Salvador Jesucristo para asumir nuestra naturaleza, y padecer muerte 
en la cruz, mostrándonos ejemplo de su gran humildad: Concédenos, en tu u 
misericordia, que caminemos por el sendero de su padecimiento y participemos 
también en su resurrección; quien vive y reina por los siglos de los siglos.  Amén.
Santo Dios.
Santo Poderoso.
Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros.
Caminando hacia la muerte
da consuelo a las mujeres
que lamentan su dolor

Octava estación
Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
porque con tu santa cruz has redimido al mundo.

Y seguía a Jesús gran multitud del pueblo, entre ellos mujeres que lloraban y se
lamentaban por él.  Pero Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: "Hijas de Jerusalén, no
lloren por mí, sino lloren por ustedes mismas y por sus hijos".
V.  Los que sembraron con lágrimas:
R.  Con gritos de alegría segarán.
Enseña a tu Iglesia, oh Señor, a llorar por los pecados de que es culpable, y a
arrepentirse y olvidarlos; para que, por medio de su gracia indulgente, el resultado
de nuestras iniquidades no recaiga sobre nuestros hijos ni los hijos de nuestros hijos;
por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Santo Dios.
Santo Poderoso.
Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros.
Ya su cuerpo está agotado,
ya no puede dar más pasos,
y tercera vez cayó.


Novena estación 
Jesús cae por tercera vez
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
porque con tu santa cruz has redimido al mundo.

Yo soy el hombre que ha visto aflicción bajo la vara de su enojo.  Me guió y me llevó
en tinieblas, y no en la luz.  Edificó baluartes contra mí y me rodeó de amargura y
de trabajo.  Me dejó en oscuridad, como los ya muertos de mucho tiempo.  Aun
cuando clamé y di voces, cerró los oídos a mi oración.  Mis dientes quebró con
cascajo, me cubrió de ceniza.  Acuérdate de mi aflicción y de mi abatimiento, del
ajeno y de la hiel.
V.  Como cordero fue llevado al matadero:
R.  Y como oveja delante de sus trasquiladores enmudeció, y no abrió su boca.
Oh Dios, que por la pasión de tu bendito Hijo convertiste a un instrumento de muerte 
vergonzosa en un medio de vida para nosotros:  Concede que de tal modo nos 
gloriemos en la cruz de Cristo, que suframos con alegría la vergüenza y privación 
por causa de su Hijo nuestro Salvador Jesucristo. Amén.
Santo Dios.
Santo Poderoso.
Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros.
Cuando llegan al Calvario,
los verdugos inhumanos
les desnudan, sin pudor. 


Décima estación
Jesús es despojado de sus vestiduras
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
porque con tu santa cruz has redimido al mundo.


Cuando llegaron a un lugar llamado Gólgota, que significa de la Calavera, le dieron
a beber vinagre mezclado con hiel; pero después de haberlo probado no quiso
beberlo, Y repartieron entre sí sus vestiduras, echando suertes.  Esto fue para que se
cumpliese las Escritura, que dice: "Repartieron entre sí mis vestiduras, y sobre mi
ropa echaron suertes".
V.  Me pusieron hiel por comida
R.  Y en mi sed dieron a beber vinagre.
Señor Dios cuyo bendito Hijo nuestro Salvador entregó su cuerpo a los azotes y su
rostro al esputo:  Otórganos tu gracia para soportar gozosamente los sufrimientos de
esta vida temporal, confiados en la gloria que ha de ser revelada; por Jesucristo
nuestro Señor.  Amen.
Santo Dios.
Santo Poderoso.
Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros.
Y después con duros clavos,
pies y manos le clavaron
al madero del la cruz.


Undécima estación
Jesús es clavado en la cruz
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, 
porque con tu santa cruz has redimido al mundo.

Cuando llegaron a lugar llamado a Calavera, le crucificaron allí, y con él 
crucificaron a dos malhechores, uno a la derecha y otra a la izquierda, ye Jesús entre
ellos.  Y se cumplió la Escritura que dice: "Y fue contado con los inicuos".
V.  Horadaron mis manos y pies:
R.  Me miran de hito en hito, y con satisfacción maligna.
Señor Jesucristo, tú extendiste tus brazos amorosos sobre el cruel madero de la cruz,
para estrechar a todos los seres humanos en tu abrazo salvador:  Revístenos con tu
Espíritu de tal manera que, extendiendo nuestros manos en amor, llevemos a quienes
no te conocen a reconocerte y amarte; por el honor de tu Nombre.  Amén.
Santo Dios.
Santo Poderoso.
Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros.
Mientras que en la cruz moría,
ved a la virgen María,
traspasada de dolor.


Duodécima estación
Jesús muere en la cruz
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
porque con tu santa cruz has redimido al mundo.

Cuando vio Jesús a su madre y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente,
dijo a su madre: "Mujer, he ahí tu hijo".  Después dijo al discípulo : "He ahí tu
madre".  Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: "Consumado es".  Y entonces
clamado a gran voz dijo: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu".  Y
habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.
V. Por nosotros Cristo se hizo obediente hasta la muerte:
R:  Y muerte de cruz.
Oremos (Silencio)
Oh Dios, que por nuestra redención entregaste a tu unigénito Hijo a muerte de cruz,
y por su resurrección gloriosa nos libraste del poder de nuestro enemigo: Concédenos
morir diariamente al pecado, de tal manera que vivamos siempre con él, en el gozo de
su resurrección; quien vive y reina ahora y siempre.  Amén.
Santo Dios.
Santo Poderoso.
Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros.
En los brazos de su madre
el sagrado cuerpo yace,
de Jesús mi Salvador.


Decimatercera estación
El cuerpo de Jesús es bajado de la cruz
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
porque con tu santa cruz has redimido al mundo.

Todos ustedes los que pasan, miren y vean si hay dolor como mi dolor.  Mis ojos
desfallecieron de lágrimas, se conmovieron mis entrañas; mi corazón fue derramado
a causa del quebrantamiento de mi pueblo.  "No me llamen Noemí (que significa
placentera), sino llámenme Mara (que significa amarga); porque en grande amargura
me ha puesto el Todopoderoso".
V.  Sus lágrimas ruedan por sus mejillas:
R.  No tiene quien la consuele.
Señor Jesucristo, por tu muerte quitaste el aguijón de la muerte;  Concede a tus
siervos que caminemos de tal modo en la fe hacia el lugar a donde tú nos has
precedido, que al fin durmamos apaciblemente en ti, y despertemos a su semejanza;
por amor de tu tierna misericordia.  Amén.
Santo Dios.
Santo Poderoso.
Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros.
Es, por fin, puesto en la tumba
por cumplir las Escrituras,
mas él pronto triunfará.


Decimacuarta estación
Jesús es puesto en la tumba
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
porque con tu santa cruz has redimido al mundo.

Cuando llegó la noche vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, quien
también era un discípulo de Jesús.  Este fue a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús.
Entonces Pilato mandó que se le diese.  Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una
sábana limpia, y lo puso en el sepulcro nuevo, que había labrado en la peña; y rodó
una gran piedra a la entrada del sepulcro.
V.  No me dejarás al sepulcro:
R.  Ni permitirás que tu Santo vea la fosa.
Oremos.  (Silencio)
Oh Dios, tu bendito Hijo fue puesto en la tumba en un huerto, y descansó en el día
sábado:  Concede que nosotros, los que hemos sido sepultados con él en las aguas
del bautismo, encontremos nuestro perfecto descanso en su eterno y glorioso reino;
donde él vive y reina par los siglos de los siglos. Amén.
Santo Dios.
Santo Poderoso.
Santo Inmortal.
Ten piedad de nosotros.
Oh cristiano que has seguido
este oficio tan solemne,
nunca vuelvas a pecar.
 Oraciones finales frente al altar
Oh Salvador del mundo, que por tu cruz y preciosa sangre nos has redimido:
Sálvanos y ayúdanos, humildemente te suplicamos, oh Señor.


Oremos  (Silencio)
Te damos gracias, Padre celestial, porque nos has librado del poder del pecado y de
la muerte  y nos has traído al reino de tu Hijo; y te suplicamos que, así como por su
muerte nos ha devuelto a la vida, igualmente por su amor nos resucite a los goces
eternos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo, en la unidad del
Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

Cuando el cuerpo ya no viva,
tú, Jesús, que eres la vida,
haz que mi alma vaya a ti.








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